Es un duelo ingenuo el pensar que
se tiene el control, el creer absurdo que se mata el tiempo entre sucesos, que
se le da next al momento de ocio y se llega a lo interesante. Todo esto es una
travesía que debe disfrutar por partes. Si todo en la vida fuera tan excitante
no tendríamos momentos de emoción verdaderos, aunque hay bajos y altos en
diferentes aspectos. Mientras es una sorpresa alcanzar el último bus a casa,
tambien lo es ser aceptado en la universidad o incluso dejar de militar.
El despertar se vuelve un fade in
con los ruidos cotidianos, el ajetreo de las aves, los autos y mi familia
conversando en un volumen un poco arriba del moderado. Conversaciones fluyen
acerca de los sueños y rutinas venideras. Los veo manteniendo mi distancia y me
doy cuenta de que en algún momento añorare estas mañanas llenas de murmullos,
en algún punto cuando esté solo y todos demasiado enganchados para notar que no
hay vuelta atrás.
De cierto manera este suceso
llamado vida, se asemeja más a un sueño. No tengo idea de cómo he llegado a
este punto, no tengo idea de lo que sigue; solamente queda aprovechar los
breves espacios de guerra en la trinchera cotidiana. Tomar frente y dar guerra.
No todo lo que es guerra tiene finales desastrosos. Queda la guerra a la
indiferencia y los viejos conceptos, con un poco de enfoque lo mundano y
ordinario puede volverse un suceso único.
Llegará una mañana donde tus
problemas dejarán de ser mundano, momentos en los cuales quisieras que tu
preocupación fuera el auto que no enciende, o el olvidar pagar la factura de la
luz. De nada de esto estamos seguros.
Queda consumirse lentamente, como
quien olvida un cigarrillo encendido y el viento le pasa encima acelerando el
proceso; una polilla en el incesante golpeteo con la bombilla, creer que hay
alguna especie de plan superior que unifica cada uno de nuestros miedos.
Hay quienes ríen ingenuamente de
quienes miran frenéticamente el brinco continuo del segundero; otros más
revisan de manera constante las notificaciones mientras se dirigen con prisa a
ningún lugar en concreto, mientras el semáforo hace el cambio de luces.