Una mirada mas de cerca

13.10.15

Pendejos.



¿Qué tal si el ser pendejo es más una cuestión de genes que una sucesión de malas elecciones?

No quisiera darles un apoyo a quienes han cometido grandes errores en la historia o tomado las peores decisiones, pero piénsenlo, podría ser una realidad.

Cuando la conquista de los españoles y sus navíos llenos de saqueadores y maleantes, nosotros ya existimos, ya estábamos organizados y teníamos nuestros problemas, como en toda sociedad había diferentes roles u clases de personas. A la llegada de estos tipos no gratos, los primeros en afrontarlos o conflictuar con ellos, fueron los líderes ya establecidos, quienes con su inteligencia o visión probablemente se negaron y fueron asesinados, entonces los aledaños a la escena listos o pendejos decidieron no entrar en conflicto y hacerse pendejos.

Entonces los héroes o líderes y derivados fueron mermando su existencia, quedando pocos y menores. Al final la transformación estaba completa, la nueva tierra está dominada y poblada de dejados y pendejos.  Su generaciones venideras se reprodujeron sucesivamente y esto sólo favoreció una raza con genes más que definidos, genes reforzados de pendejos por todo el continente. Logramos organizarnos, porque somos pendejos, pero no apáticos   y elegimos nuestra democracia que creímos pendejamente  funcional, nuestros esquemas de trabajo, funciones y demás. Gobiernos y métodos de aprendizaje para garantizarnos la escuela y la identidad.


Por lo tanto la próxima vez que veas a tu gobierno hablando y diciendo cosas sin sentido, no pienses en él como un fenómeno, piénsalo como la culminación de la excelencia genética,  años y generaciones de genes mejorados, desde la invasión hasta nuestros tiempos. Años de esfuerzo han dado frutos. 

Sonríe que tenemos la nación que propiciamos.

5.10.15

So carefree together that it does seem a shame



De pronto tengo la estúpida noción de no escribir nada de lo que acontece, como si la vida no significara nada o como si todo se tratara de un receso. Pronto el viento de otoño golpea la ventana, el eco de las hojas en las copas de los árboles. Toda la noche se vuelve una cúpula para preservar tu esencia en una ciudad cambiante; los aromas se desgarran en una fuga premeditada.

Han sido semanas difíciles, de pronto hay tantas cosas sucediendo y a la vez nada me sucede. Quisiera creer que el rush de todo sucede solo en algún lugar que ambos conocemos. Un lugar apartado a las afueras de la ciudad en donde las luces mercuriales no se comen las pocas estrellas que la contaminación deja ver. Incluso podría ser un lugar en el centro de la ciudad, entre las banquetas dañadas y los negocios abandonados, un lugar al que llegamos por casualidad, mientras los demás preparan su recorrido habitual.

Hay momentos breves –pero los hay- en donde todo parece tener el lugar y el tiempo adecuado, como cuando las miradas se encuentran y el tráfico en la hora cumbre se precipita ante nosotros, la tarde se desvanece, la ciudad se desvanece; incluso nosotros nos desvanecemos el uno en el otro. no estamos consecuentes de ello. De pronto el cielo da un vuelco y perdidos entre el ruido de nuestros pasos, escondidos ante el cobijo que solo el querer sabe dar, continuamos con lo que sea que suceda.

Entonces, cuando preguntas
  ¿Cuáles son tus planes para esta tarde?
Mi respuesta ideal e invariable

Tú.