Una mirada mas de cerca

12.1.15

Rutina


Me agradan los momentos en los que sonríes secretamente y nadie más lo puede notar. Los espacios breves de confusión, los traslados inusuales y como las luces frías iluminan tu rostro.  Ese momento final donde no hay vuelta atrás y de pronto me siento un poco perdido, pero es bueno perderse a momentos para poder regresar o incluso llegar a nuevos lugares.


Me gusta cuando estamos tan cerca que incluso puedo notar tu gesto sonrisa, los movimientos de tu cara mientras vas despertando de lo que ha venido siendo una rutina absurda llamada semana, aunque sé que no es una rutina como tal, es más bien un conglomerado de peticiones que van calando como rutina, pero no es una rutina. Las rutinas matan y duelen y secuestran ideales de 10 a 7, mientras que lo que nosotros tenemos no nos exige tales condiciones, nos mantiene en movimiento como observando con detalle lo que sucede y nos da el espacio para salir de golpe en el momento oportuno.

6.1.15

Foucault

Lo que sucede es que las tramas paralelas continúan su rumbo mientras nosotros permanecimos inmóviles en cada uno de nuestros espacios designados. Así de pronto estas en la oficina con los pendientes de un martes cualquiera mientras el sol sigue un trayecto que puede parecer estable, tu encargo está por llegar ante la bandeja de entrada. Por mi parte estoy como difuso entre las diversas reuniones y situaciones que se van desarrollando. Sin tenerlo muy en claro nos vimos inmersos el uno en el otro, no había que hacer nada más que permanecer haciendo lo que solemos hacer; lejos de aquí, en algún lugar del cual no tengo la certeza ni una idea remota, parece que todo el movimiento aleatorio de rutinas, situaciones y hechos, nos fueron empujando hasta encontrarnos.


Así que hora sólo nos queda colapsar el uno en el otro. 

1.1.15

Año cero.



Bueno año, yo no te agrado y tú no me agradas; así es la situación, pero ¿qué le va a hacer uno?

Haciendo una especie de retrospectiva dentro de toda la mierda que está sucediendo en el país en los brazos de mi querido gobernador y mi amado presidente, los constantes casos de desapariciones y la fragmentación absoluta que se puede sentir al pasar junto a un desconocido, las noches paranoicas al ver a los policías transitar alumbrando las aceras en busca de un motín para cenar, los constantes abusos que debe sufrir algún distraído en la parte posterior de un taxi, pues su modo de vida implica el “ser más listo”, la estúpida astucia de los entrevistadores a la hora de hablar de un sueldo en una ciudad como lo es monterrey, claramente uno puede ser una especie de cordero, esperando el ataque justo en la yugular “vamos cariño, solo hazlo deprisa”, la ciudad no tiene tiempo para saborear la carne fresca, lleva un tiempo considerable esperando y es la misma espera la que prolonga su excitación abrupta por tragar y tragar, no hay tiempo para destacar los sabores exóticos de almas errantes, de viejos adeptos y de ciclos inminentes.

Este proceso absurdo es el mismo que nos ha condicionado a vivir mimetizándonos con el estilo de nuestro captor: el vivir rápido, comer rápido, trabajar rápido y hacer el menor escándalo posible. No salir del área de congelados mientras hacemos fila en la caja exprés; domiciliar los pagos, evitar el uso de efectivo, pues el uso del plástico garantiza una eficiencia innecesaria. En resumen pasamos ahorrando nuestro tiempo para terminar gastándolo  entre las indecisiones de qué nueva película ver, leyendo viejas aventuras obras todas de la maquinación de personas que se tomaron un breve momento para vivir.

No a todo lo anterior.

Mi postura oficial y en resumidas cuentas, podría ser algo como: me rehúso a seguir apresurando las cosas, voy a tomarme el tiempo que me queda, voy a terminar de beber mi café con la atención que me merezco; quiero proveerle algunos nuevos trucos a este planeta que no se detiene por nadie (aunque eso implica ignorar el contraflujo que provocan los océanos y mares, detalle por el cual cada ciertos años perdemos unas milésimas de segundo; aunque eso sería lindo, el saber que todo puede ser) dejarle algunos árboles y flores, recortes y pinturas absurdas, unas líneas con disfunciones disléxicas, usar mis manos, porque qué pena morir sin cicatrices, hablar, pero también detenerme a escuchar lo que quieren decir las personas que me importan.


A grosso modo: me la pelas 2015