Anoche soñé con A y fue traumático,
desde la plática forzada en el café mientras el vuelo despegaba, hasta el hecho
de saberme disfrazado; las personas aledañas me llamaban por otro nombre, tenía
en claro que era yo y que trataba de evitar que me reconocieran; A por su
parte, me tenía claro, podía verme directamente, saberme y odiarme. Sin embargo,
las personas no parecían entender su enojo.
El vuelo era una especie de
atracción turística, un viaje al pasado. Se omiten las náuseas y las
sensaciones que caracterizan un vuelo, pero no la forma de la aeronave, ni los
asientos reducidos, incluso los entremeses con mal sabor. Al final, estábamos en
la facultad un día de mayo, justo en las escaleras frente a un compañero con
una cartulina y en un momento de complicidad nos dimos cuenta que funcionaba. De
pronto abordamos un taxi, salir de ahí era una prioridad, pero al encontrar
uno, decidimos compartirlo. Luego hay un momento extraño donde todo se vuelve
difuso y la alarma de mi celular llega y no entiendo que sucede.
Todo se derrumba, el taxista se
vuelve un secuestrador, huimos, tratamos de escapar cada uno por su lado, pero
la calle se vuelve una especie de torre babelesca y no hay salidas de
emergencia. No logro entender nada de lo que sale de su boca y parece ser que
ella ignora lo que sale de la mía, la gente alrededor nuestro parece
desconcertada y nada tiene sentido.
Afortunadamente la alarma sigue
sonando y logro escapar a tiempo.