Todo lo que ha sucedió desde mi
ausencia se resume en frases sin sentida dictadas a través de mi ordenador, el
golpeteo a ritmo variable con sentencias que reflejan la ausencia y vacío que
los hospitales albergan, de pronto quiero hibernar y no saber nada de mi
contexto inmediato ni de mi tiempo presente, saberme lejos de alguna manera y
despertar al final de todo.
De alguna manera me las he
arreglado para sortear los bombardeos constantes de la social media y tener una
sensación de ser yo. Probablemente eso es
lo que ha ideado algún publicista tratando de eludir el declive de la
comercialización obvia, nos entrega un respiro para sentirnos nosotros de nuevo
y no descubrir el truco obvio con tanta insistencia.
Si hay que resumir de algún modo todo
en una frase certera sería: Tengo Miedo
Miedo a lograr lo que me propongo,
así como miedo a no lograrlo. A ver la bandeja de mí correo y recibir el sí. Tengo
miedo a la ciudad ajena y a la ciudad de siempre. Al saberme solitario en los
espacios llenos de desconocidos. El saber la hora y saberte lejos. Miedo
irracional e idiota, como su dueño que duerme y se sabotea a sí mismo. Miedo de
siempre tener el mismo papel y no poder reinventarme. De sonar y verme siempre
igual y no llegar a lugares nuevos, de ser siempre la misma persona y la lucha
ya no es ser distinto a los otros, todo ha mutado suavemente y apenas pude
percibirlo, la lucha es ser distinto a uno mismo, el renovarse y llegar a
nuevos aspectos y facetas.