Hay una nota que dice Run y eso
es lo de siempre, el correr como loco para calmar la ansiedad y estar un poco
más socialmente aceptable. Hay un montón de notas sobre el escritorio que quisieran
decirte te quiero, pero se han quedado en el camino pues nunca es del todo certero.
Las llaves deben estar por algún lugar entre las cobijas, el celular se ha
quedado sin batería y el teléfono de la pared está desconectado. La lámpara del
escritorio ilumina el resto del cuarto y cuando no, la ventana hace el resto,
pues la cortina siempre está recogida para un lado. Hay 5 sillas y solo dos de
ellas pueden usarse al momento. la guitarra en su estuche junto a un par de
sillas y los libros están en el estante lidiando con el frío y la humedad de
esta noche en particular, hace silencio mucho pues son las tres de la mañana,
la hora ideal para un café entre líneas, la hora ideal para aclarar la mente.
Entonces probablemente te
encuentras haciendo tus labores en determinada parte de la ciudad o predisponiéndote
a dormir y recuperarte un poco para el rush de mañana; y tu cama no es aquí ni
siquiera una lugar cercano; es un lugar que encuentra equidistante al
extrañamiento que te tengo.
Mi cuarto sigue helado, no es una
condición habitual, es un caso atípico para este espacio que suele tener una
sensación abrazadora. He llegado a la conclusión de que el frío repentino es un
hecho que se ve claramente provocado por tu ausencia, pues el frío es la ausencia
del calor, una condición meramente subjetiva, y tú eres el lugar más cálido que
conozco.
Por lo tanto, tu ausencia es el más
crudo invierno, el más desolador momento por el que se pueda atravesar en estas
fechas, a estas alturas, el clima es un factor que se queda en segundo plano.