Habitar
No basta con vivir, hay que habitar.
Pertenecer no es quedarte. Es resonar con lo que te rodea.
Si tienes alguna imagen cotidiana que captó tu atención, puedes compartirla a
z@quienesnormal.net
1. Algo que puedas VER 👀
Camina por tu casa como si fueras un visitante por primera vez.
Mira cada objeto como si no supieras de quién es.
¿Qué revela de quien vive ahí? ¿Qué secretos hay en su desorden, en su repetición, en su abandono?
El hogar también es un autorretrato inconsciente.
2. Algo que puedas TOCAR ✋
Toca una superficie que conoces muy bien… como si nunca la hubieras sentido.
La mesa donde comes. La pared junto a tu cama. La manija de una puerta.
Hazlo con curiosidad.
Pregúntate:
“¿Dónde está mi energía más presente?”
Habitar es crear vínculo táctil con lo invisible.
3. Algo que puedas ESCUCHAR 🎧
Escoge un rincón silencioso y escucha lo que suena ahí en 3 minutos de quietud.
¿Una gota, un zumbido, el eco del refri, tu respiración?
Escribe las palabras que describen ese paisaje sonoro.
¿Podrías hacerle una canción?
4. Algo que puedas OLER 🌿
Cierra los ojos e intenta ubicar el “olor” de tu cuarto.
No el aroma evidente, sino el que está al fondo, entre telas, papeles y costumbre.
Si no lo reconoces, busca un nuevo olor (incienso, planta, especia) que pueda representar lo que quieres que tu espacio evoque.
Haz de ese aroma un ritual.
Oler es la forma más directa de hacer un lugar parte de tu memoria emocional.
5. Algo que puedas SABOREAR ☕
Prepara algo que sepa a “tiempo contigo”.
Una infusión, un pan sencillo, una fruta fresca.
Cómelo en silencio, cerca de una ventana o en el rincón que más amas de tu casa.
Hazlo sin prisa.
Agradece estar ahí, de verdad.
Cuando comes contigo mismo, sin distracciones, habitas tu cuerpo sin pedir permiso.
Bonus:
Crea un altar portátil de lo que eres.
No importa si lo haces en una caja de zapatos, en tu buró, o en una esquina de tu agenda.
Coloca ahí:
– Un objeto pequeño que te represente.
– Una palabra escrita a mano.
– Algo natural (una hoja, piedra, flor).
– Una foto que te recuerde que ya estás donde debías estar.
Cada vez que lo mires, repite:
“Estoy aquí. Y aquí también está algo de mí.”
No se trata de dónde vives. Sino de cuántos pedacitos tuyos ya aprendieron a quedarse ahí.
Si te gusto puedes compartir con quien gustes y si no, pues no.
hasta el siguiente viernes!