Me encontré extraviado en un liverpool
cercano a casa, buscando una fragancia sin sentido, recorriendo los aparadores
y las islas de toda la sección; el olfato no es opción en este momento y sigo
sin encontrar la ubicación de mi meta. así que, rendido a semejante maratón de
distracciones, resignado me le acerco a la demostradora y preguntó por la
fragancia en cuestión. Sin inmutarse voltea con la vista al horizonte e indica
con la mano la dirección de dónde vengo, mientras "agrega está ahí"
Regreso en la misma dirección y
trato nuevamente en una segunda ronda de encontrar el perfume. sigo examinando
más de cerca los estantes y sigo sin encontrarlo, me siento optimista, cercano
a mi destino, pero aún, nomás no aparece.
Le pregunto nuevamente a la
señorita, y señala con la calma anterior nuevamente y agrega incluso en cual
repisa se encuentra, me da referencias de los artículos aledaños; tanta
descripción me abruma. hago un nuevo intento. decidido a salir victorioso, sigo
buscando en los entrepaños que me dijo, incluso entre los artículos que
mencionó.
No lo encuentro.
Otra empleada que pasaba por el
lugar ve mi frustración, me pregunta amablemente que si puede ayudarme en algo.
le cuento lo sucedido, y enseguida me responde, que no es culpa mía el no
encontrar lo que buscaba, no es falta de destreza ni error de la empleada; lo sucedió
es que la capacidad de esa empleada es tal, que suele tener experiencias extra
corporales. así que probablemente me indicaba los estantes en alguna otra
sucursal del país o con algo de mala suerte un lugar en el tiempo espacio que
se encuentra fuera de mi línea.
Me resigno.
La alternativa que recibo es
hacer un nuevo pedido.
Salgo confundido pero contento.
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