Eres mi ritual favorito para el
día comenzar, apenas despertar, el verte a un lado. Lo que sea que eso
signifique. abrir las cortinas, salir de la habitación, preparar el café. Durante
años la rutina invariable, abrir el refrigerador y buscar la leche. sacar la
basura; resulta ser lunes. dar unas vueltas a la plaza y regresar al sillón,
encender un cigarrillo para aligerar las noticias del diario.
La habitación sigue intacta, tú
presencia también.
Sigo teniendo algo de fe sin sentido, eres mi
ritual por excelencia entre juntas, reuniones furtivas y la hora de fumar.
Eres mi superstición, pues aun y
cuando todos dicen que debería claudicar, el saberte me hace mantenerme firme
en mi decisión. son tus labios la creencia perfecta. no hay más.
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