“Para empezar estábamos todos en
una especie de hangar; era la hora del té, pero todavía no terminaban de llegar
todos. Van gogh declino la propuesta de inmediato pues tenía algo que hacer; Sopié
llego detrás de Allen, pero curiosamente, Allen se había dejado seguir a propósito.
Burroughs estaba ebrio desde el día anterior, hemingway le había acompañado
desde entonces, pero él se recuperó enseguida, pues dice que el sol es café, su
segundo aire. “
Siempre tengo una especie de
sueño lúcido, cuando estoy a punto de no estar tan lúcido del todo. luego, hay
una especie de llamadas emocionales a lo largo del día, que me van marcando un
camino de migajas, entre lo que se supone tengo perdido y lo poco que recuerdo.
ese teléfono sonando en el local abandonado, fácilmente podría desencadenar a Warhol,
específicamente a Warhol hablando, hablando no, más bien escuchando, porque lo
que siempre hace, es escuchar y saber de la gente, sus gustos, procurarlos como
si estuvieran internados, pero de pronto un día, da la hora y no aparece,
porque es su naturaleza, y todo el barco resiente la inercia del agua. para el
final del día aun no tengo ni la mitad de lo que se supone debo recordar, pero
no importa del todo, pues en cuanto regreso – al sueño- todo parece una continuación
absurda y justo ahí, en medio de un lugar que no puedo definir con certeza,
tengo la sensación de que he estado varias veces y tengo un modelo hegeliano de
los sucesos que se están desarrollando a la par, pero Van gogh nunca aparece,
nunca antes de la alarma.
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