Últimamente tengo ganas de
escribirte, y escribirte en el buen sentido, es decir, decirte algunas cosas
lindas que te hagan el día un poco más ameno; pero todo va tan de la chingada
que simplemente no puedo. así que tendrás que conformarte con los espacios
entre regreso y tarde de oficina; noches
entre recorridos e ingenuidad. no soy yo; nunca más.
He dejado de lado cualquier
situación anterior a lo que nos ha sucedido, espero te sea suficiente para arreglar lo
jodido del mundo y sus detalles poco ortodoxos; pues estoy cansado del ruido
que hago al escribir, de la humedad y la congestión nasal. cansado de saber la
trayectoria que sigue el sol, cansado de alguna manera del olor ligero que
tiene el aire por las mañanas. estoy cansado de tenerte por segura con todo lo
que implicas; estoy cansado de tenerte entre las grietas de todo lo que se
desmorona; cansado de estar tan impregnado de ti y lo que conlleva una tarde de
domingo. cansado de no tener ganas para nada.
Se ha comenzado a bajar lentamente
el telón y las parejas han comenzado a disiparse; no hay ruido suficiente
para callarme la imagen tuya entre los asistentes, que como una ola azotan y
azotan con una frecuencia que raya en el frenetismo mientras la ciudad sigue
justo donde la deje.
Si me equivoco, esta vez no
llevaremos un rumbo parecido, pues cuando se te interpone una idea entre los
sueños, eres capaz de volverte etérea, no largarte y mucho menos regresar.
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