No hay peor optimismo que el amor, el desinterés que surge
en momentos de vacíos y retorno. casualmente la ciudad se está llenando de
mariposas que siguen un curso que apenas y puedo distinguir. recuerda los
martes llenos de viajes sin sentido, mientras los demás exponen su punto de vista acerca de algo que no
conocen.
Las personas se amontonan en los pasillos esperando la
llegada del espacio prometido. las ventanas se van perdiendo entre tantos
reflejos, cuando menos lo piensas, no hay nada que ver.
Dentro de los optimismos fallidos, se encuentran mis tardes.
vamos. las responsabilidades volando por la habitación, mientras la música sigue;
alguien debería detenerles en cada poro que van liberando.
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