Marina Ambramovic & Ulay Laysiepen
Ya no tenemos 17 años como para andar por la ciudad haciendo
estupideces, pero tenemos los veintes y podemos hacer las cosas
civilizadamente. Podríamos proponernos algo complejamente emocional, no hablo
de ser marina y ulay recorriendo medía muralla china tan solo para decirnos adiós.
Aunque si me lo pienso bien al final eso podría terminar mal.
Ya no puedo seguir teniendo desayunos whiterash, mientras la
cruda –casi nula pues el estado de ebriedad es terco- desaparece en un
supermercado, un domingo de enero. Todo esto, ha venido siendo la carrera
fallida de una banda hermosa. Tuvimos nuestro auge pero ya todo va en picada y
los reencuentros siempre dan más lástima que felicidad. No todos. Hay unos reencuentros hermosos y silenciosos, ahí tienes a la misma marina y
ulay. Creo que básicamente eso son las relaciones humanas, son caminos que se
recorren solo, pero con la idea de que alguien más lo está haciendo también y
justo cuando se encuentran, es para decirse adiós.
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