Hoy me siento peligroso. soy un
chico armado con su ipod, bailando por la ciudad. con los dilemas comunes que se
tienen a mi edad -las chicas y el alcohol-. el retorno más esperado de mi
ciudad. después de algunos políticos que huyeron públicamente. aunque el peligro verdadero
esta en tus espacios y movimientos. en los pasos que vas dejando como minas por
cada rincón. La ciudad se ha vuelto una trinchera, la cual te provee el espacio
necesario para atacar sin remordimiento. Pero yo soy uno de esos chicos que
nunca se enteran de nada, así que no me daré cuenta de todo esto hasta que
alguien me lo haga notar. Tengo que dejar de darle dramas hollywodescos a mis
recorridos por el centro, no puedo contenerme con la policía en todo lugar. sus
armas y sus no permisos.
Afuera hacia un clima agradable,
sospechosamente agradable. La ventana dejaba ver un claro cielo y una palmera. dentro
el contraste era notorio al olfato, pues el alcohol se me salía del cuerpo a lo
pendejo. cuando la alarma hizo su trabajo de joderme el sueño, lo cual no fue
al primer intento, siquiera al 5 intento, el asunto va con algo del decimo
intento. el jugo de naranja nunca estuvo tan preciso en mi boca, también el
machacado y las tortillas. los cigarrillos estaban bien, es decir aun no daban
las 11.
Mis permisos estaban fuera de
regla, creo haber llenado un formato c41. Un sujeto le prendió fuego a su
corbata, insistía en hacer un estúpido truco de magia. Parar variar llevaba
unos calcetines que no hacían juego con mi ropa interior, en eso se resume básicamente
mi inseguridad frente a la chica que me hizo platica en el bus. De haber sido
cualquier otro día y de haber sido yo otra persona, creo que todo hubiera
salido de lo lindo.
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