El sol y el viento se unen en una
caricia, una caricia suave, una de lunes, una de vacío y libertad.
No hay más ruido que el de la poesía
misma.
No hay más vacio que tu espacio.
No hay nada, no queda nada, no
tengo nada para ti.
Tengo solo un dolor inmenso, un estúpido
cabello largo, unos desprecios de la gente que me rodea.
No pertenezco a este lugar, pero
tampoco pertenezco a monterrey.
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