La ciudad me ha dado un cambio repentino. Las calles no son
lo que solían ser. Estos nuevos caminos van teniendo una reminiscencia que poco
puedo entender. Las luces de la construcción lentamente se van filtrando y el
bote rueda en el suelo del bus. En algún momento pensé en entender la calle que
estoy transitando, pero hubiera sido una estupidez. La noche sigue su curso y todos
sus movimientos constantes. Se lo que no quiero, lo he pensado seriamente
durante varias tardes. Así que la próxima vez que tenga una duda, será una
chiflazon mía. Por esta vez déjame anotar mi numero en tu pared, así tendré la
vaga esperanza de que puedas llamarme en cualquier momento.
Lo que está sucediendo es meramente una cuestión semántica,
no se trata de quien le dé la espalda a quien, sino de quien es el primero en
correr con las maletas bien puestas y en dirección contraria. En estos asuntos siempre
es mejor hablar las cosas de frente, así que el camino más corto es rodear el
globo.
Las plazas solas en la noche y picnics improvisados, quien
hubiera pensando esta situación. Algunas personas en la banca posterior
buscando en sus bolsillos, así que por esta ocasión pasaré de largo. Las luces
del alumbrado público se contenían en tus ojos y los nervios directo en mis
manos.
Así que la próxima tarde que decidas aparecerte por aquí, será
mejor que te lo pienses muy bien. No suelo tener ganas de pasar un buen
momento.
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Por un momento piénsatelo bien.