Me gusta cuestionarme, que acontecimientos me llevaron a que
me sucedieras tú. No lo digo como un evento fortuito, ni negativo. Todo aquel
que te conoce, sabe que simplemente eres
y ya. Sin mayor nomenclatura.
Eres, con tu cabello, pómulos y labios.
Con tu diadema, anillos y voz.
Algunos gestos, excusas y mentiras.
Pero a fin de cuentas tu.
Creo que soy un anacronismo obsesivo, pero que le voy a
hacer. Cuando digo “de buena fe” lo digo
sin esperar nada, simplemente con el valor que implica no esperar nada.
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