Te regalo mi dualidad, que es lo único que queda después del
ajetreo de la oficina. La mirada gastada. La ingenuidad ante al mundo tangente.
La buena voluntad de escuchar al mundo que me rodea. Los miles de cambios que
llegan a último momento. Ese silencio cuando veo las plantas. Los limones que
caen en el patio mientras tratas de no hacer ruido. Los ojos castaños y cabello
volátil. Un botón para adelantar lo que te sucede en la vida. De poco a poco la
mañana se va volviendo serena. No soy pasado, no soy futuro. Quiero ser
presente para disfrutarte. La visión del mundo que poco a poco va cambiando. Los
silencios cómodos. Las voces que interrumpen llamadas. Las vueltas accidentadas
mientras se camina entre las calles. Un cambio
de ideologías. Los momentos de sobresalto y de timidez extrema. Los peores
momentos, como habla en el camión. Los nervios que siempre llegan. El pensamiento
completo los sábados por la noche. También te doy todo mi día. Algunos breves
momentos desaparecidos.
18.9.12
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