Me he despertado con la idea bien puesta en la cabeza. Fue
una mañana de primavera, lo tengo bien presente. Se me ha quitado el hambre
unos días, he probado bocado leve pero nada digno de digestión. Cuando Salí de casa
he visto a mi vecina barriendo las hojas de los árboles y me dio los buenos
días.
He tomado un camino largo al mercado de la ciudad. Los aromas
nunca me han terminado de agradar. Abundan locales de bisutería, algunos
restaurantes y revistieras. Algunos niños le toman como su casa, tienen ellos ahí
su diversión.
La mente se me ha volado. Llego a mi destino la lectura del
tarot. La idea que me aflige de mi boca salió. “Dígame cuando voy a morir”. Voy
anotarlo en esta pequeña hoja, lo pondré dentro de este sobre.
Después de haberle hecho la pregunta, la mente dio un fallo,
se me lleno el cuerpo de nervios. El hambre poco a poco volvió. Mi vecina sigue
barriendo por las mañanas, solo que ahora ya no me saluda.
En algún momento de mi vida la curiosidad me llego como de
golpe, decidí abrir el sobre. Una sonrisa resulto de todo.
“cuando suceda”
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