A veces cuando me encuentro solo, de repente mi cuerpo tiene
alguna especie de reacción, pues recuerda las caricias que solías darme. Siento
tu nariz contra la mía, esta algo fresca. De tus manos, mis manos aun extrañan
la medida. De tu voz creo que sería prudente no hablar pues mis oídos se han
negado a dejar de escucharte. En ocasiones cuando estoy tratando de dormir no
puedo evitar escuchar algún susurro tuyo. Un tiempo atrás hubiera pensado que
no olvidaría el instante en el que te vi por primera vez, lo extraño es que ha sucedió
todo lo contrario. Recuerdo cualquiera de los otros instantes a cada momento,
pues mi cuerpo está en una fase de negación. No estoy seguro de querer esto
para siempre. Quisiera concluir diciéndote cuanto te he olvida y con mi cuerpo contradiciéndome.
24.4.12
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