¿Por qué he dejado de escribir?
Todo se ha venido sintiendo como
una pausa, una que se acrecienta al grado de resultar abrumadora. Todo sigue en
donde lo he dejado, menos mi estabilidad económica y diversos momentos entorno
a los cuales se ha creado una expectativa que resulta extraña.
Justo hoy siento que todo es
distinto, una falsa seguridad acompañada del miedo que genera el extrañamiento
por tanta tranquilidad. Un futuro incierto lleno de altibajos y con la ausencia
de toda esperanza.
Hay momentos en los que uno tiene
que alejarse para tener un panorama más amplio, dejar secar el concreto entre
los ladrillos, que la pared tome una forma más conocida y de pronto es eso, una
pared.
Diseñador-escritor tenía que ser
pa´ duplicar posibilidades de una crisis financiera, para ser errante a tiempo
completo y oficinista a medio tiempo.
Entre tanto andar por la ciudad
uno va perdiendo la capacidad de asombro, se cruza de bruces con la vida, con
los cafés, las barras y la espera, uno ya lo conoce todo, ya no hay misterio en
las calles, conoce las banquetas, sus árboles y sus lugares fétidos donde la
basura se acumula. No hay sorpresa alguna aguardando en las esquinas, ni la más
remota posibilidad de un suceso extraordinario y de pronto: tú.
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