Me agradan las maneras distintas
que toma tu presencia, como cuando vamos de regreso a casa y tu mano me
acompaña a la par mía; otros días cuando el tráfico y la gente, que presurosa
abarrota la paciencia, te haces presente en los espacios dándoles un aire
extraordinario; cuando la lluvia en las ventanas y los tejados vecinos, eres
una especie de calma que reconforta la habitación; en las noches que se valen
de las luces para mostrarse imponentes,
te haces presente entre los vacíos urbanos donde las estrellas se dejan
ver a primera instancia; entre los balcones que reflejan las calles del centro
y los regreso abruptos, estás y eso simplemente basta.
31.12.14
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