Justo voy saliendo de la oficina y parece el mismo miércoles. Hay dos
chicas caminando en la dirección contraria mientras hablan sobre un chico.
Estoy obsesionado con recordar cosas que no sucedieron. Me intriga la idea de
saber a quién aguarda el chico de la esquina con el ramo de flores. Isaac dice
que su dealer trabaja a unas calles, puedes llamarle a cualquier hora y siempre
parece estar despierto. Las luces de los autos hacen más notables la lluvia que
recién comienza; de pronto todo parece tan real y nunca me sentí más
despierto.
El camión ha pasado de largo, no ha tenido ni la menor intención de
detenerse. El tipo junto a mi hace una especie de mueca; por mi parte sigo
fascinado con la lluvia.
Hace unas semanas no me hubiera importado en lo mas poco, pero hemos
convivido tantas meta relaciones que es difícil saber el origen de todo. La
idea me ha robado el pensamiento desde las primeras noches que la he visto
desaparecer. Me gustaría decirle que todo estará bien, pero es algo de lo que
no estoy seguro. Probablemente todo sea una especie de confusión mientras
buscaba las llaves.
A momentos siento que desaparezco entre las impresiones que las
personas tienen de mí; entre los espacio de convivencia que resultan ser una
trivialidad. Me agrada la ciudad cuando es de noche y la lluvia toma a todos
por sorpresa, las calles quedan solitarias y las personas se esconden bajo las
áreas menos concurridas. La tierra reclama el espacio sobre el cual hemos
decidido edificar.
El despertador ha sonado más temprano de lo normal; todos siguen
durmiendo y el sol ha decido no aparecerse todavía. la lluvia no ha cesado en
lo absoluto.
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