Los ríos de luces se desbordan
por las vías de la ciudad; hay algunos chicos esperando el último autobús; el guardia
de la estación parece haber olvidado el código de moral, mientras les observa
con continuidad. siempre he tenido algo de fobia a las alturas, específicamente
a la sensación de querer caer, el mirar decidido pero no tomar la iniciativa.
hay personas recorriendo con la prisa que la noche suele agregarle a los
espacios. los chicos han retomado su sesión de despedida mientras el guardia da
un rondín, han olvidado algunas latas en la cornisa, entre los movimientos y
los juegos las han dejado caer, una ha ido directamente a un auto, pero todos
han acordado pasarlo por alto. el tiempo de espera se ha alargado más de lo
normal, no tengo en claro si fumarme un cigarrillo o ver las escaleras. el
guardia ha regresado. mi cigarrillo está roto, creo que debería dar una vuelta
o dos. le he visto subir las escaleras con un movimiento suave; ella por su
parte me ha visto al verle, trato de no querer voltear, de no tener una imagen
más definida, pero quiero recordarla un poco más. al final se ha resuelto
abordar la estación, mientras las rejillas bloquean nuestra visión; No quiero
saberle y eso lo tengo bien claro, pero quiero recordarle aunque sea con una
imagen desfasada, de pronto los ríos han vuelto a fluir, han dejado varada una
laguna cercana, y está ahí y lo sabes, yo también lo sé. entre las calles aledañas
apenas se puede diferenciar, pero oye, es nuestra laguna azul, nuestro pequeño
secreto, el punto de reunión, la excusa para partir y también el oasis por
excelencia sin salir del día en curso
18.8.14
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