Insomnio primero. |
Somos nosotros, los distraídos
que hemos cruzado caminos en la estación; con rumbos distintos y algo poco
menos de tiempo para charlar. somos una oleada de huesos, carne y putrefacción,
que entre tanto ruido apenas y pueden notarnos. vamos cadavéricos, entre
sombras y hastío; como esperando la noticia funesta de un futuro más corto, más
digerible que tan pronto sea mencionado, el disparador correrá por cuenta
propia para cortar de golpe cualquier vínculo existente.
Es el aura que nos cargamos, lo
que atrae y repele al antojo, las malas
e infundadas decisiones, mismas que acaban por tragarnos sin el menor remordimiento. estamos a punto de
extinguirnos, entre especies que se adaptan con mayor facilidad que nuestros
tercos resentimientos. lo aprensivo de la situación, suele ser el arma
homicida, pero quien tiene tiempo para dramas, cuando el amanecer parece
glorioso entre las capas de civilización.
No queda más que afrontar la vida
y todo lo que conlleva y el dejarse llevar a la extinción absoluta que solo el
lunes puede amortiguar entre sus brazos.
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