Hoy es monterrey, mañana quien sabe; pues así es siempre que
se trata de ti y de los asuntos que conlleva. No hay nada definido, sobre todo
si es un día lluvioso dentro de lo socialmente aceptable. Muerte, muerte ahora,
justo ahora que te tengo bien definida entre los brazos de cualquiera; de un
pendejo con nombre A. con la noche como testigo de un vacío entre dos espacios, con espacios entre vacíos.
Muérete, justo ahora, por favor. No dejes nada al azar, llévate tus labios, tus
brazos, tus piernas y todo lo que conlleva tu ausencia. Llévate los martes y los
vecinos molestos, los espacios entre escenas de pulp fiction, llévate los calcetines
de sábado, porque simplemente lo aborrezco, cada detalle, desde los cuadros en
cada pinche espacio de la sala, hasta las toallas regadas por toda tu habitación.
Cuando digo la palabra “muérete” realmente espero que desaparezcas del plano físico,
que por alguna extraña razón, ya no exista tu concepto, no. Nada de lo que
puede suceder en un espacio definido pueda ocuparnos la mente en un momento
cualquiera. Que de a buenas a primeras,
de pronto y no sé porque, tengas la necesidad de desaparecer, no existir, dejar
de ser un concepto, un corazón roto, un espacio entre líneas, un martes, un
taller, un regreso mientras tus padres no están; eso. Simplemente eso es lo que
podría esperar, pero la gente siempre decepciona, al menos eso lo que dices. No
creo ninguna palabra, ninguna basura, ningún murmullo, por mínimo que sea,
saliendo de tu boca. No. Este espacio es sagrado.
En resumen:
Muérete bitch.
I Regret
Nothing
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