El problema primordial es beber,
beber mucho, beber como si no hubiera mañana; luego uno se da cuenta de que si
hay un mañana, lo peor del asunto, es que luego llega el lunes y llega lleno de
pendientes, situaciones ajenas a la ciudad, pero bien cercanas a una oficina. Siempre
me pasa que después de todo el alboroto, se me va como la coordinación; la
manera en que la dupla ojo-mano trabajan se me olvida un poco y sigo
desorientado aun y después de los tacos.
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1 comentario:
Pues con eso de que no recuerdo nada de lo que pasó de siete a nueve de la mañana.
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Por un momento piénsatelo bien.