No soy woody allen, nunca voy a serlo; así que nunca sabré
lidiar con las rupturas amorosas, ni con lo que implican, ni los momentos
incomodos entre el regreso y la huida. No voy a saber nunca qué hacer con las
mujeres, ni con las situaciones que provocan; por ejemplo, no voy a saber matar arañas a las 2:00 am de un
jueves, tampoco voy a saber cómo lidiar con los regresos cafres en tu auto.
Nadie sabe cómo llamarle, sobre todo su nombre, pues tiene maneras no agradables
de responder a los llamados.
No voy a tener idea de lo que está sucediendo, en cambio;
voy a saber actuar por impulso de manera
aleatoria, voy a saber el frio de las bancas y los días semi-lluviosos. El desertar,
el rendirse y revindicare; todo en la misma oración de 6 palabras y ninguna
vocal que me contente un poquito, más bien todo serán monosílabas de poca duración.
De pronto voy a querer como llamarte, no es mi culpa; pero ¿a
quien más podría llamar un domingo por la tarde, mientras la gente me ve con
cara de extrañamiento? Me agrada la idea de saber que al menos tu sabrías que
hacer.
Estos parques nunca fueron del todo de mi agrado, pero es el
último lugar en el que esperaba encontrarte.
¿Quién pudiera no quererte mientras vas dando pasos
agigantados?
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