Si despierto un día y de pronto
no sé quién soy, tómame fuertemente por la mano; invítame un trago para
celebrar nuestro primer aniversario y cuéntame algunas viejas historias. llámame
una tarde de domingo y así tu aroma tardará más en disiparse en esta gran
ciudad que va quedando chica cuando se trata de ti. Escríbeme algunas líneas de
tu libro favorito, déjalas al azar entre mis bolsillos; así tal vez llegue a
estar perdido, pero jamás sin ti.
Mi cerebro no tarda en colapsar,
no es que se trate de una catástrofe clínica, más bien es el año 2015 que está
acabando conmigo. Mis nervios no tardan en reír por esta tarde, por las noches
la niebla se disipa un poco tan solo para volver con algo más de fuerza. Las mañanas
frescas llenas de colores claros y ruidos meticulosamente aleatorios.
Habrá días que no quiera recordar
quien soy, pero no te preocupes pues aun así recordaré el cariño que siento por
ti, los gestos que me muestras solo a mí, las películas de larga duración, los
libros en tu sala, los mensajes en tu cajón; todo perfectamente ordenado como
si de una exposición se tratara. Una exposición que me gustaría visitar
eternamente, pues a cada momento uno puede ver detalles que le resultan
completamente nuevos, algo que tiene material nuevo cada mes.
¿A qué hora has dicho que
comenzaba la función?
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