Después de todo, solo nos queda el consuelo de que hay un vacío;
el consuelo que solo puede brindar el encontrarse aleatoriamente en una calle
poco concurrida, todo culpa de la costumbre. el consuelo que puede tener uno
mientras cruza una mirada tratando de reconocer una cara poco familiar, que se
ha ido desgastando con los días, las palabras y las situaciones. ya no hay más
espacio para las dudas, ni espacio para tu recuerdo.
¿De qué estaba escribiendo?
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