Hace Lunes, la ciudad se va quedando callada entre tanta oscuridad.
las luces de los centros comerciales apenas y pueden darle batalla a los postes
de luz mercurial. los 80 km/hrs del velocímetro simplemente confirman el hecho
innegable: Larguémonos.
Las vueltas se van
frecuentando y van calando en la reserva de gasolina, la gente nos observa,
pero sabemos que no tienen idea de que es lo que quieren ver. pueden mirarnos perdidos,
mirarnos a lo lejos como paseando, o simplemente mirarnos como quien se pone a
ver una barda en medio de la noche.
Tres calles más y seguimos llegando, como desde hace dos horas. para
este momento la boca me tiene un gusto ilegal, que bien podría ser una palabra
obscena. las estrellas siguen, siguen y siguen, yo también sigo.
Ay de la noche y sus juegos de límites, que van
marcando la pauta, posibilidades y directrices. la noche que va diciendo que no
hay reservas y que podemos llegar hasta donde queramos. la noche misma que va
convirtiendo los cerros en nubes; de pronto no hay barrera alguna, aunque el
cerebro se empeñe en decir lo contrario.
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