He estado teniendo visiones toda
la semana, probablemente se debe a los cambios drásticos del clima; me gusta más
la idea de que no estoy durmiendo bien últimamente. cuando vengo en el camión de
regreso a casa, la gente se me queda viendo, me mira de arriba abajo, me mira
los rasguños, me mira las ojeras, el cabello largo; me gusta creer que me miran
el alma, pero no puedo asegurarlo. lo peor es cuando me miran a los ojos, nunca
había sido tan cansado ver a a las personas a los ojos, no soy del tipo que
piensa que una mirada dice todo, pero me es desgastante el mantenerme viéndoles
los ojos, algunos ceden primero, otros son del tipo que te retan y se quedan
viendo sin parpadear. a mí siempre me pasa que cuando la gente me ve a los
ojos, siento que me voy ahogando de poco en poco, como si de pronto me robaran
cachitos de oxigeno de los pulmones – casi igual que cuando una chica bonita
camina junto a mi.- en esos casos simplemente respiro profunda y trato de pensar en una imagen clara y lejana
de la situación.
Entonces eran como las 5 de la
tarde, yo me estaba comiendo una manzana – para variar- y todos daban su opinión
sobre asuntos que no tienen muy en claro, pero de los cuales se pueden pasar la
vida repitiendo una y otra vez lo que les han dicho que digan. a momentos creo
que es una especie de torneo de mascotas, cada
cual pasa y hace su gracia y recibe su premio; la única diferencia es
que a mí se me olvido mi garbo hace tiempo, entonces cuando es mi turno, tengo
que dudar por naturaleza – siempre lo nuevo provoca dudas- y no tengo en claro
a donde tengo que ver, ni lo que tengo que decir;
Suelo y silencio, como era de esperarse.
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