La historia se repite, solo que
con la lluvia de fondo; el café esta amargo y la tos incesante. mis manos se
siguen resecando como saben hacerlo los domingos y la garganta se siente algo fría,
cosa normal para estas situaciones. si te preguntas un motivo en particular, no
tendría en claro que responderte; argumentaría – es lo que mejor se hacer, después
del espagueti- por mí, por mi vida y por cada momento que sucede; por el café
salado que siempre me sale por sorpresa.
En tu lugar, tú no tienes nada
que argumentar, me basta con que seas y ya; palabras muchas, para impregnarme
la piel, los oídos y los días restantes; palabras que se me peguen como las
monarcas en los bosques, que me acompañen en mi recorrido diario a través de
las distintas ciudades. palabras que en una mañana de martes o lunes –o el día
que tengas mas lleno de cosas ordinarias- mientras tomo un baño, me lleguen a
mitad de una canción, con la cabeza llena de espuma y los ojos cerrados, no
voy a saber distinguir si en realidad está
sucediendo todo.
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