Esta noche la luna se divide, se vuelve fracciones; cada una
más lejana que la anterior. si uno se detiene en su andar nocturno, puede notar
que la luna sigue ahí, de pronto me gustaría tener la seguridad suficiente,
para decirles que hay dos lunas. si volteas como no queriendo puedes verle ahí,
sostenida, no dinámica.
Conforme la noche pasa, la luna baja y se mezcla entre los transeúntes
errantes del centro de la ciudad. me gusta pensar que se mete en un bar
cualquiera del centro de la ciudad, ahoga las penas de todos los que le dedican
las miradas perdidas en la noche. me gusta la luna porque exorciza mis males,
los males que aun no sé que tengo, de los que aún no me he enterado.
Por mi parte, la luna fragmentada, se encuentre en cada rincón
de la ciudad. desde cafés, bancas, bibliotecas y situaciones de protocolo
social: hasta los martes, miércoles y jueves. los viernes son una excepción,
esos están libres de toda culpa y fragmento.
Supongo que todo esto es meramente circunstancial, como todo
en la vida suele serlo.
Yo soy circunstancial
Tú eres
circunstancial
Él es circunstancial
Nosotros somos circunstanciales
Ustedes son circunstanciales
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