Es la segunda vez que me caigo al
caminar de regreso a casa y de no ser porque cada vez siento más torpes mis
manos pensaría que es mera estupidez.
Yo me quería dormir, pero estaba
tan distraído con sus palabras que apenas y pude cerrar los ojos. afuera la
noche seguía acrecentándose, la luna brillando y los perros aullando, deben ser
síntomas de la cafeína; adentro la
ventana seguía cerrada y el olor a humedad se había disipado.
En la mesa las cartas se estaban
acumulando conforme pasaba la semana, el lienzo seguía en blanco y el silencio
estaba ahí, solo que no me tomaba el tiempo de vivirlo.
De pronto tengo miedo de ser un
personaje de allen y que la vida pueda tener un giro aún más extraño de lo que
va; que llegue alguien extraño y me secuestre tan solo porque tuvo un sueño en
el cual ganaba la lotería.
He bebido tanto café como para no dormir una
semana entera, a este paso voy a terminar vigilando a los osos durante el
invierno.
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