A mi defensa, quiero agregar que
siempre he sido un fanático de las lavanderías. Me parecen el lugar más
impersonal del mundo. El lugar perfecto para una situación de rehenes, una
tarde de sábado mientras la tv local está llena de refritos. El escenario
perfecto para una propuesta de matrimonio, pues la gente suele estar callada y
en sus asuntos. Es un lugar para no existir. De golpe me llega tu cara, tu voz,
tus gestos y tus maneras. Otra tanda de ropa, algo de música ochentera y
detergente. El ruido se hace presente, pero tu voz encuentra la manera de salir
a flote.
¿Qué haría yo en una ciudad cualquiera si no fuera el
distrito federal?
Todo el –porque el distrito federal
es hombre, no como monterrey que es una mujer, una que se hace la difícil y al final termina
siendo una puta- con su gente y su mal gusto. Aunque siempre me he llevado
mejor con los hombres, en su caso podría hacer una excepción y tener algunas
disputas sin sentido. Al final monterrey, ya tiene novia,- creo que Tijuana-
putas las dos, pero divertidas.
Nunca nadie sabrá de mi profunda emoción.
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