La luna se vuelve una catarsis para los enamorados. Una especie
de contenedor que guarda las palabras no dichas. Mismas que se van amontonando
y haciéndola lucir más grande en distintas ocasiones. Después cuando uno menos
lo espera rueda sobre la ciudad aplastando todo a su paso. En un segundo plano están
las llamadas nocturnas. Los espacios públicos como sobrevivientes a tus embestidas. Las plazas melancólicas con ritmos que
desconozco. Una que otra lluvia esporádica que suele poco durar. Los miradas
perdidas entre gente con sueños rotos.
12.8.12
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