Entonces sucede que no pasa nada cuando trato de describir
las cosas. Prefiero narrarte lo que quiero que sepas. Perfectamente esta
fotografía podría ser una narrativa tuya, pues estos espacios por algunos
momentos pertenecieron a ti. A simple vista no hay nada, como ahora. En un
trasfondo temporal, estamos indecisos. Podría ser que esto me remite a los días
de noviembre. No soy bueno con las fechas, pero el numero 1117 me ha golpeado
con la mirada. Sigue haciendo eco en mi cabeza. Tengo esa leve sensación de
haberte visto en algún instante pasado tal vez en otro contexto. Para concluir
me gustaría decir que todo esto es efecto del café. He tenido ese
presentimiento de volverme un extraño. He venido teniendo la idea de hace las
cosas correctas, pero no puedo evitar negarme hacerlo. Tal vez sea una sensación
de equilibrio en el karma lo que en un primer instante me mueve, pero justo después
pienso en que no hay paz en el universo,
hay caos. El caos es lo que mueve al mundo, es lo que mueve todo, estando en
una situación de equilibrio creo que nada cambiaria. La zona de confort podría
llevarte a un estancamiento. Es entonces cuando decido decirle que no a todo. No
a tu voz. No a tus pestañas. No a tu postura políticamente correcta. No a tu
cabello. No a tu piel suave. No a tu perforación en la oreja. No tus uñas
pintadas. No a tu libro rojo. No a tus labios. No a la ciudad. No al ruido. No a
gente que la habita. No a mi empleo. No a mi escuela. No a mi contexto. No a
cualquier cosa que no me remita a ti. No quiero una realidad lejana, quiero una
realidad efímera. Una realidad bien planteada contigo aunque dure poquito.
12.6.12
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