Quiero perderme por la ciudad, entre la multitud de personas
donde no escucho tu voz. Dar vueltas impulsivas en cualquier calle en la cual
me asalte la necesidad de perderme. Andarme
sin prisas, lento pero neurótico. Debería conocerte mejor y así podría
anticipar cada gesto que pudieras hacer. No para evitar sorprenderme, sino para
apreciarlo mejor. Suelo imaginarme que
vivimos dentro de una melodía tranquila y nos desplazamos a través del tiempo y
el espacio. En un sentido romántico me gustaría decir que en la misma dirección,
pero podría ser que solo estamos en una encrucijada, y no es más que un momento
lo que tenemos aquí. Como suele ser la casualidad podría ser que coincidamos más
de una vez en un lugar determinado, pero por factores externos, no vamos a vernos.
De alguna manera todo me remite lentamente a la analogía del
corazón como brújula, siempre apuntando al amor de tu vida. Podría sonar un
sentido estrictamente romántico, pero me gusta pensar que mientras me pierdo
por el mundo, en realidad me estoy acercando a
ti. Si estoy errado en mi camino, podría ser que alguien le ha pasado un
imán. Solo me quedaría deambular errantemente con la esperanza de atracar en tu
puerto por mera casualidad. Algunos prefieren llamarlo particularidad, pues
mantiene viva su ilusión de control.
A los humanos nos gusta complicarnos la vida. Creo que por
eso me siento tan aceptado en este lugar.
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