Todo está muy en silencio, solo tengo la radiación y algún estornudo
esporádico. A simple vista pudiera parecer que soy yo, pero no lo soy. Soy un
reflejo de la realidad, en la cual me ven. En este momento podría ser que me
levante de golpe y los tome a todos por sorpresa, incluso con mi cara de tonto,
que es lo único seguro que tengo en esta vida.
Faltan 3 minutos. En 3 minutos puedo explicar porque me
gustan las cartas. Podría parecer que es nostalgia pura o algo como
romanticismo, pero el hecho es que es algo como cuántico. Es la conexión entre
el pasado y el futuro. El pasado que es donde me dibujas unas líneas sobre el
papel, y el futuro donde yo las leo, las releo y las vuelvo a releer. Y aunque
a veces cambiemos de lugar, siempre terminamos atrapados. Somos como un anacronismo,
uno bien definido para buena o mala suerte nuestra.
Aun me queda un minuto que no sé cómo gastarme
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