Una mirada mas de cerca

3.5.12

tres minutos


Todo está muy en silencio, solo tengo la radiación y algún estornudo esporádico. A simple vista pudiera parecer que soy yo, pero no lo soy. Soy un reflejo de la realidad, en la cual me ven. En este momento podría ser que me levante de golpe y los tome a todos por sorpresa, incluso con mi cara de tonto, que es lo único seguro que tengo en esta vida.
Faltan 3 minutos. En 3 minutos puedo explicar porque me gustan las cartas. Podría parecer que es nostalgia pura o algo como romanticismo, pero el hecho es que es algo como cuántico. Es la conexión entre el pasado y el futuro. El pasado que es donde me dibujas unas líneas sobre el papel, y el futuro donde yo las leo, las releo y las vuelvo a releer. Y aunque a veces cambiemos de lugar, siempre terminamos atrapados. Somos como un anacronismo, uno bien definido para buena o mala suerte nuestra.
Aun me queda un minuto que no sé cómo gastarme


[UPDATE 0602524]

II.

Descubrirse a través de los fragmentos y migajas que uno mismo va dejando, el rastro, pero no para volver del todo, más bien para saber el origen de esta neura. Conocer sus anclas y bases que mantienen el ritmo constante. Verse uno mismo de manera multidimensional, en ese momento sentado o acostado como quien se ve la tarde anterior recostado sobre la cama y a manera de guiño en el reposo pasado se da ánimos para el futuro que afronta. Una especie de apapacho cuántico.

III.

Doomsday Clock

El minuto eterno, ese que se persigue cual zanahoria; como recompensa inexistente de exprimir cada momento de manera óptima; ese que probablemente no llegue sino hasta después de nuestra muerte.

Me queda medio minuto y justo se como quiero gastarlo, pero no ahora.

Tal vez después.

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