Sabes a veces creo que todo se viene lentamente abajo. Y quiero
quedarme con esa última impresión tuya. Alejándote en el camión mientras yo continúo
caminando en una dirección completamente opuesta. Porque ya no hay sonrisas, ya
no hay nada que pueda esperar. No nos queda el futuro, porque el futuro no
existe, más bien parece algo que me acabo de inventar. Y esas tardes incomodas
de decisiones vacías y lentas, las llamadas en la madrugada, la pizza en
cualquier momento todo aderezado por tu voz. Lentamente no existen, porque
tampoco existe el pasado, es algo en nuestro cerebro. Lo único que me importa
ahora es respirar. Oye así es el presente y apenas me acostumbro a vivirlo.
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