Bebía leche directamente del empaque, cuando note que estaba
caducada. No pude evitar mirar el anuncio impreso en el costado, estaba tu fotografía.
Después de algunos momentos note que cantabas una vieja canción, una canción que
cantaba mi abuelo.
“he estado todo el día pensando en llamarte, pero resulta
que no han inventado el teléfono, te mande un telegrama, pero no sé dónde vives.
Así que solo me queda esta melodía, espero que llegue a tus oídos algún día”
Alguien llamo a la puerta y tuve una sensación extraña, sabía
que eras tú aun que no conocía tu rostro casi podía adivinarte repartiendo el
correo.
Olvide donde había puesto las llaves, corrí a buscarlas
mientras tu voz se fue desapareciendo a lo lejos. Cuando atendí a la puerta ya
te habías ido, solo había algo de misterio y todas las cartas que te di. Nunca comprenderé
del todo como fue que la leche caduco.
Regrese corriendo a la cocina para escuchar de nuevo un poco
de tu voz. La leche se había desbordado poco apoco desde el envase e inundaba
la habitación. Creo que algo así puede llegar a ser el amor, cuando se caduca. Se
acumula poco hasta que termina por ahogarte.
Busque algunos discos viejos para buscar esa canción que no
terminaste de cantar antes de partir, pero resulta que te los llevaste contigo
y no dejaste nada aquí, solo el silencio que no es suficiente
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